lunes, 2 de noviembre de 2009

VALLE DE LIÉBANA

Para empezar, el viaje hasta nuestro destino, mereció la pena (los puertos que comunican Cantabria con Castilla Y León son alucinantes). Vimos unos paisajes de montaña que invitaban a alargar el viaje y casi no importar no llegar a nuestro destino final, que fue una casa rural regentada por una señora, madre de familia, que es todo energía y amabilidad. Estaba en Baró, a la salida de Potes.

Estábamos en los Picos de Europa, por lo que todo lo que vimos es montaña, mucha montaña, y vegetación, mucha vegetación. Eso no es óbice para que la cultura esté presente, y además de pasear por la montaña, coger un teleférico (el de Fuente Dé), se pueden ver iglesias o ermitas de muchos, muchos años (por ejemplo Santa María de Lebeña o Monasterio de Santo Toribio de Liébana). Otro día comimos en el restaurante del Parador de Fuente Dé, junto al teleférico.



Por concretar:

  • Potes.- Hay que verlo y pasear por sus soportales. Disfrutar de la gastronomía que oferta al solecito en verano. Visitad el pueblo sin dejar de ver la Torre del Infantado y el barrio viejo, de época medieval.
  • Fuente Dé.- El teléferico es asombroso. Hay que subir y luego disfrutar de las vistas y de las distintas rutas para andar que se le ofrece al viajero una vez arriba. Por cierto, ¿sabéis de donde viene este nombre? Si visitáis la zona, lo averiguaréis.
  • Mogrovejo.- Pequeño pueblo declarado Conjunto Histórico rural. No dejéis de visitarlo.
  • Monasterio de Santo Toribio de Líebana.- Se conserva el mayor fragmento de la cruz de Cristo (o así se asegura). Suponemos que por este motivo, comparte junto con Roma, Jerusalen y Santiago de Compostela el privilegio de Año Jubilar.
  • Iglesia de Santa María de Lebeña.- Cuando la visitamos, tuvimos la suerte de encontrar la posibilidad de que por el módico precio de un euro por cabeza, nos contaran la historia y características principales de este iglesia. Hay casi tanta historia dentro, como fuera de los muros de esta iglesia. Si váis, sabréis a que nos referimos.
  • Valle de Liébana en sí.- es francamente bonito, verde, todo verde. Con carreteras que serpentean entre las montañas, dejando entrever todas las posibilidades que ofrece esta zona, al oeste de Cantabria.